Santo Domingo. La industria energética a nivel mundial se encuentra inmersa en un proceso de constante evolución, donde se busca de manera continua una mayor eficiencia en el uso de los recursos.
El motor de esta aceleración, por un lado, se da por las constantes demandas sociales de los consumidores, quienes exigen marcas más responsables y sostenibles, y, por otro lado, por los importantes cambios impulsados por el auge de soluciones basadas en inteligencia artificial. Frente a este sensible escenario, hoy más que nunca se requiere aplicar una comunicación disruptiva para moldear el sector energético a las nuevas tendencias.
En la actualidad, la República Dominicana cuenta con grandes retos en materia de desarrollo sostenible, reducción de la huella de carbono y eficiencia energética. Sin embargo, existe un gran desafío, la integración de la sociedad hacia un accionar más sostenible, una tarea en la cual todos puedan comprender que son parte de la solución y que esto no es algo exclusivo de los empresarios y/o marcas.
Por ello, con miras a impulsar un mensaje más asertivo y conecte con las audiencias, se hace necesario aplicar un modelo de gestión que incorpore una comunicación integral y transparente con miras a blindar la percepción de las marcas frente a sus públicos de interés.
Por ello, en el marco del Día Internacional Contra el Cambio Climático, José Gregorio Cabrera, director senior de Asuntos Públicos de LLYC Santo Domingo reflexiona sobre las claves para abordar la comunicación en un sector que puede verse muy técnico y poco digerible por los ciudadanos:
- El sector en un lenguaje coloquial: lo ideal es diseñar mensajes desde el propósito de la marca, primero cuestionarse: ¿qué buscamos comunicar?, y ¿cómo quisiéramos que sea recordado ese mensaje? En este punto es primordial alejarse de mensajes que puedan vender una imagen lejana a la realidad de la marca para hablar desde el ejercicio responsable.
- Evita el greenwashing: las compañías que buscan la manera de sumarse al inevitable movimiento por la defensa del medio ambiente, al mismo tiempo temen las consecuencias de una campaña poco acertada. Por ello, aumenta la necesidad de tratar la comunicación desde lo más profundo de las prácticas corporativas. Revisar el corazón de nuestro negocio y sus implicaciones sociales y medioambientales se ha convertido en una obligación para aquellos que realmente tienen por un propósito sostenible y quieren controlar los riesgos reputacionales.
- Guarda tu imagen como marca: no se trata tanto de “contar” lo correcto (aunque también es importante) como de “hacer” lo correcto. Y lo correcto no solo es, evidentemente, cumplir lo que dicta la ley, sino también tener en cuenta las expectativas de los clientes, los colaboradores, los ciudadanos, los inversionistas y las demás comunidades de interés acerca de lo que la compañía debe hacer.
- Diálogo activo con las comunidades de interés: no es suficiente comunicar el cumplimiento ambiental con los códigos técnicos de los expertos en sostenibilidad, incluyendo sus indicadores y estándares internacionales. Se espera de las compañías y sus líderes, compromisos emocionales, honestos y auténticos que manifiesten la comprensión del desafío al que se enfrenta la humanidad y su entendimiento del cambio.
- Conocer las dimensiones reputacionales del medio ambiente y la manera en que cada marca u organización se posiciona en cada una de ellas, no se trata de una cuestión externa o de ventas. Se trata de hacer un examen consciente y detallado de la actividad a la que una compañía se dedica, con el objetivo de determinar si dicha actividad es sostenible en el mediano y largo plazo.
El hecho de que la población esté cada vez más preocupada por el cambio climático, ya que pone en jaque la calidad de vida de la raza humana, hace que el conocimiento del problema sea una obligación para las empresas a la hora de operar en el mercado. Su implicación profunda con la forma en que su actividad afecta al medio ambiente es la base de la comunicación eficaz para las comunidades de interés y, lo que es más importante, es el inicio del conocimiento que necesitan las empresas para sobrevivir al futuro ejecutando los cambios necesarios.