Nuestra sociedad se enfrenta a importantes desafíos que deben abordarse rápidamente para evitar alteraciones que puedan amenazar vidas. El primero es el cambio climático, que representa un riesgo para nuestro planeta físico. Según el Informe de Riesgos Globales 2022 del Foro Económico Mundial, la actual crisis climática sigue siendo el desafío a largo plazo más relevante de la humanidad.
El segundo es la ciberseguridad, que se ha convertido en un amplio problema de sostenibilidad, amenazando nuestra sociedad conectada en evolución y la economía digital de la que ahora dependen individuos, organizaciones y naciones.
Aunque estos problemas pueden parecer muy diferentes, según la «Declaración para el Futuro de Internet» (emitida por los Estados Unidos y más de 60 países y socios firmantes), la tecnología desempeña un papel crítico en «la lucha contra el cambio climático global». Esto, a su vez, hace que asegurar la tecnología sea aún más urgente, debido a que la misma desempeña un papel crucial a la hora de ayudar a reajustar los sistemas e infraestructuras necesarias para lograr y mantener una sociedad sostenible.
En este sentido, la innovación tecnológica verde en todos los sectores y las fuentes de energía renovables son esenciales para afrontar el reto global del cambio climático. Según la Iniciativa Global de Sostenibilidad Electrónica, la tecnología tiene el potencial de contribuir a los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Las nuevas tecnologías IoT se están distribuyendo a nivel mundial para mejorar la toma de decisiones basada en datos para aumentar la eficiencia energética. También para amplificar la efectividad de las tecnologías «verdes» como la energía eólica y la bioenergía, y reducir aún más nuestra dependencia de la generación de electricidad a base de carbón.
Los proveedores de ciberseguridad deben desarrollar soluciones que puedan seguir el ritmo de los avances tecnológicos y abordar el modo como empresas, gobiernos e individuos utilizan la tecnología.
Por ejemplo, para escalar y adaptarse al mundo digital actual en rápida evolución, la ciberseguridad está aprendiendo a aplicar inteligencia artificial avanzada y aprendizaje automático. Esto, para analizar volúmenes masivos de datos para detectar violaciones sofisticadas y actividad de red inusual.
También tiene que consolidar las soluciones para que la automatización pueda aprovecharse mejor y así, acelerar el tiempo de respuesta a las amenazas.
Sin embargo, para garantizar que el proceso se lleva a cabo de forma constante, son esenciales los marcos regulatorios como GDPR e HIPAA que garantizan la privacidad de los datos, protegen la información de identificación personal (PII) y obligan a las organizaciones a informar sobre las infracciones.
Estos estándares son vitales para garantizar que los requisitos de seguridad se cumplan de manera consistente, utilizando las mejores prácticas y soluciones compatibles. Las regulaciones actuales y propuestas están diseñadas para tener el mismo efecto que las que se dirigen al cambio climático.
Adicionalmente, como se destacó durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021, salvar al planeta del cambio climático no será posible sin asociaciones estrechas entre los gobiernos, las ONG, el sector privado y el público.
Será necesario un esfuerzo colectivo si queremos cumplir con los objetivos de reducción de la temperatura global y las emisiones establecidos por el Acuerdo de París, los nuevos requisitos regulatorios y de cumplimiento, y los 17 objetivos de la ONU.
Interrumpir las actividades de ciberdelincuencia y desmantelar la infraestructura de ataque es una responsabilidad conjunta que requiere relaciones sólidas y de confianza entre las organizaciones públicas y privadas.