Para entender el conflicto entre Israel y Palestina, si bien es cierto que no es tan complejo como para no abordarlo con cierto nivel de exactitud, es preciso conocer sus antecedentes, causas fundamentales y el impacto que ha tenido en la comunidad internacional.
Vale resaltar que el contexto geopolítico dificulta el entendimiento de estas controversias. Sin embargo, es menester iniciar por el principio, dejando claro que el origen de este conflicto no ha sido el aspecto religioso. Los dos países conviven con una amalgama de denominaciones, que van desde el cristianismo hasta el judaísmo, islamismo, protestantes e iglesias ortodoxas.
Tanto judíos como árabes no tienen diferencias religiosas tan chocadas como para matarse entre sí. La razón básica de este conflicto es, pues, el control por territorios claves para los dos estados, que sí tienen una importancia simbólica desde el punto de vista histórico-religioso, que es algo distinto.
La manzana de esta discordia tiene un nombre y se llama Jerusalén, considerada una ciudad santa para judíos, musulmanes y cristianos. Palestina e Israel reclaman que Jerusalén les pertenece, desde los tiempos en que ambos eran uno solo agrupados en la región Palestina.
La ONU quiso ponerle fin a esta situación y declaró a Jerusalén bajo control internacional, como parte de un acuerdo que propuso una definición territorial de Israel y Palestina. Este pacto quedó sellado en la famosa Resolución 181 de la ONU, votada el 29 de noviembre de 1947.
La ONU planteó una repartición de tierras que compensara los reclamos de ambos pueblos. Pero como dejaba fuera a Jerusalén, en el 1948 fue inevitable una cruenta guerra tras la cual Israel proclamó su propio Estado independiente.
Israel se olvidó de lo pactado y estableció su capital en la parte oeste de Jerusalén, y en 1967, durante la Guerra de los Seis Días, también se apoderó de la parte este de Jerusalén.
A partir de ese año, la ONU ha aprobado varias resoluciones de rechazo a las reiteradas violaciones por parte de Israel de lo pactado en el 1947. Palestina reclama a Jerusalén, porque también quiere instaurarla como su capital.
La inmensa mayoría de los 193 países de la ONU no reconocen a Jerusalén como la capital de Israel, por respeto a las resoluciones emanadas de ese organismo. Por eso asumen a Tel Aviv como capital del pueblo judío, que es donde están casi todas las misiones diplomáticas en Israel.