Si una mujer aspira, es porque tiene derecho a aspirar. Los derechos políticos y civiles no establecen distinción. Esto, claro está, si se vive en una democracia auténticamente representativa y real, no fingida ni disfrazada con el manto oscuro y mentiroso de filosofías y sofismas liberales.
De tan solo leer estas líneas, cualquier dominicano, incluso hasta los mamandos, sabría de inmediato que hablo del atropello del que fue víctima la esposa del presidente Leonel Fernández, la señora Margarita Cedeño, nacida y criada en este pedazo de tierra moralmente árida; donde el morbo maldito, ese que se alimenta de la desgracia ajena, no nos permite crecer sino en la mente igualmente perversa de nuestros políticos corruptos, sinvergüenzas y sin escrúpulo para mentir y burlarse de la ignorancia parida. De todos los partidos y credos.
¿Qué razón había para despojar a una ciudadana dotada de derechos constitucionales, sociales, cívicos y naturales de una aspiración legitimada y canalizada por las vías institucionales preestablecidas? Pues, ninguno. Su pecado capital fue haber nacido mujer en un país donde todos hablan de democracia y muy pocos conocen de sus bondades. Sí, así de simple.
De nuevo, el sistema de partidos trasnochado que nos inunda y atormenta día y noche mostró su filosas garras para atentar contra alguien que bien pudo darnos una lección de arrojo y atrevimiento, transitando el camino angosto y difícil de hacer política en una sociedad machista, excluyente y ridículamente clasista.
Qué suerte que este blog no está hecho con fines lucrativos, porque el morbo se asomaría para decirme que la esposa de Leonel Fernández pagó por este escrito. Qué suerte que a esta hora, 12:15 de la medianoche, cuando escribía esta entrada, no había nadie despierto para escuchar mi profundo suspiro de frustración e impotencia solitarias.
No es tan solo por Margarita, es porque si mañana a cualquier mujer se le ocurre, también le harán lo mismo: terminará vilmente aplastada y sin defensores a la vista. O talvez peor, porque no siempre tendrá la dicha de ser la mujer de un mandatario más preocupado por su devenir político, que por hacer valer la Carta Magna que defendió hasta verla promulgada y catastróficamente vigente.
O.Q.
Increible pero sierto felicidades sus palabras han asombrado a una persona temerosa de Dios la verdad siempre se hace manifiesta delante de todos asi es!!!