La noticia de que el Gobierno prestará 2 mil millones de pesos en condiciones especiales para impulsar el desarrollo de las clínicas y aumentar sus capacidades, ha caído como balde de agua fría en la población, que rechazado de plano esta iniciativa con calificativos, comentarios y expresiones de todo tipo.
Aunque el propio presidente Luis Abinader fue quien dio la noticia, explicando al menos detalles básicos de lo que será este préstamo, distintos sectores de la sociedad dominicana entienden que la iniciativa constituye una burla para la clase pobre de este país.
Esto así, debido a que la inmensa mayoría de los dominicanos asisten a hospitales públicos, que llevan consigo la pesada carga de operar en condiciones precarias, y por consiguiente ofrecen servicios de muy poca calidad, como decíamos hace poco.
El Gobierno deberá explicar más delante las razones de beneficiar al sector privado que incursiona en el ámbito de la salud, justo cuando la población dominicana exige mayores inversiones en el sistema sanitario público.
El día a día de los hospitales es ya noticia muerta. Todos sabemos que en esos centros las deficiencias abundan por mucho, y que acudir a una clínica no es opción para un pueblo cuyos ingresos son estrangulados por la inflación.
En nuestro país las atenciones médicas del sector privado son vistas como un negocio lucrativo, y en cierto modo hasta inhumano, porque se prioriza las condiciones económicas de los enfermos como requisito previo a brindarle las consultas requeridas, no importa si se trata de una emergencia impostergable.
El sistema nacional de salud pública es el que merece de atención inmediata, porque gran parte de los hospitales están en coma, mientras que otros se muestran moribundos.
Las autoridades deben tener bien claro que lo primero es atender a la gente de abajo, los desarrapados, los que apenas consiguen para comer y para quienes pagar una receta se convierte en una dramática y dolorosa odisea.
Esperamos respuestas, señor presidente.